Canopus es el proyecto de Gabriel Dvoskin, quien trabajó como periodista en Europa, se enamoró del vino y se involucró en la Borgoña trabajando con la poda y tareas culturales en la viña. Decidido a iniciar su propio camino adquirió trece hectáreas en El Cepillo y ya tiene plantadas diez de ellas con Malbec y Pinot Noir, que se caracteriza por su clima frío y sus suelos heterogéneos, siguiendo prácticas biodinámicas.
No usan recetas ni maquillaje. Se quedan con la convicción, el trabajo meticuloso y, sobre todo, la paciencia para integrar las sutilezas del viñedo y llegar a la máxima pureza en las uvas y el entorno.
“La finca es orgánica (certificada) y trabajamos con manejos biodinámicos, respetando las condiciones del origen de cada vino, con una intervención mínima. La biodinamia nos interesa un montón. Es muy importante ayudar a la planta a entender cuándo termina el ciclo activo, para que guarde todas las reservas posibles para la llegada del frío y las heladas, por eso se hace deshoje“.
Todos los Pintom son diferentes, pocas son las partidas de cada edición. Afortunado quien las encuentre.