La colección de vinos que nació exclusivamente para los miembros de la Familia y amigos íntimos, fue dándose a conocer dentro de un círculo más amplio. La pasión y el orgullo familiar por estos ejemplares fueron suficiente para querer dar a conocer esas partidas al mundo entero. De esta manera surgió la necesidad y deseo de contar con una bodega propia y un espacio en el cual compartir los vinos.
Daniel Pi y Marcelo Belmonte, encargados de estudiar la viabilidad de los diferentes terrenos, seleccionaron un lugar icónico de la ruta del vino: Gualtallary.
Bemberg Estate Wines merecía una bodega a la altura del sueño familiar. El diseño, a cargo del galardonado estudio mendocino Bórmida & Yanzón, contempla una relación armoniosa entre arquitectura contemporánea, funcionalidad, estética y naturaleza. La estructura estará equipada con la última tecnología vitivinícola y ofrecerá todo lo necesario para crear partidas de vino limitadas con un sector de micro vinificación que permitirá elaborar cada parcela de forma diferente.
Como no podía ser de otra manera, se trata de vinos de muy alta gama para ser vendidos exclusivamente en vinerías y ofrecidos en los mejores restaurantes del mundo.