La palabra “terroir” es un término francés que en español se traduce como “terruño”. La expresión terroir abarca desde tierra hasta el clima, la altura y el factor humano. 

En pocas palabras, es la combinación de la planta, la tierra y la naturaleza con el hombre.

En esta oportunidad vamos a hablar un poco de uno de los terroir de Tunuyán, más específicamente de San Pablo.

Ubicada en el extremo noroeste de Tunuyán, San Pablo bordea el límite del departamento mientras que asciende hacia la montaña desde la ruta 89, entre los 1175 y los 1700 metros sobre el nivel del mar. 

A la fecha cubre unas 500 hectáreas de vid, plantadas principalmente entre el arroyo Villegas y el Río Las Tunas, aunque dentro de los límites de esta hay partes de cerros y algunas terrazas aluviales diferentes aportadas por los cauces. 

De ellos dependen la variabilidad de suelos, ricos en un estrato de lima y arcilla sobre piedras con coberturas calcáreas.

La abundancia de agua se refleja en una rica flora nativa, entre jarillas y tomillos, en lo referido a aromáticas. Esta zona se convierte en un terreno fértil para la elaboración de Chardonnay y Pinot Noir.

Lo distintivo de San Pablo, sin embargo, es la cercanía a las estribaciones del cordón Portillo, debido a este factor se trata de una de las regiones más frías del Valle.

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